El
Decano de Servicios Bibliotecarios en la Universidad de Winthrop en el
estado de Carolina del Sur, Mark Y. Herring, ha publicado un artículo
en el que enumera las diez razones por las que, en su opinión,
Internet no puede sustituir a las bibliotecas convencionales.
Altos
costos, desorden, poca fiabilidad y constantes omisiones, hacen de
Internet, según Mark Y. Herring, un recurso que jamás podrá sustituir a
las bibliotecas convencionales.
Herring
afirma que dos universidades intentaron, sin éxito, depender
exclusivamente de Internet, pero que las carencias de las bibliotecas
virtuales obligaron, en ambos casos, construir una biblioteca
tradicional con un fuerte componente electrónico.
El
Decano de Servicios Bibliotecarios, para quien Internet puede
funcionar como una exitosa herramienta complementaria, presentó las
”Diez razones por las que Internet no sustituye a las bibliotecas”,
reproducidas a continuación:
1. No
todo se encuentra en Internet. Normalmente, lo valioso en la Red no
es gratis y se hace necesario pagar por la suscripción a bases de
datos, revistas profesionales y otros recursos en formato electrónico
disponibles por medio de la Red.
2. La
aguja - su búsqueda - en un pajar - la Red. La Internet es como una
inmensa biblioteca sin catalogar. Los motores de búsqueda, ni organizan
la colección virtual, ni seleccionan, ni le dan la totalidad de lo
disponible en la Red acerca de un tema en específico.
3. La
ausencia de un control de calidad. Junto al material científico,
médico e histórico, existe mucha basura. No hay control de calidad, ni
confiabilidad en la Red. Tampoco se espera que llegue a haberla.
4. Lo
que se desconoce puede resultar perjudicial. La gran bendición para
las bibliotecas ha sido la digitalización de revistas profesionales.
Aunque se dice que estas poseen artículos en formato de texto completo,
esto no es siempre así. Existen omisiones que muchas veces pasan
desapercibidas. Estas incluyen, en algunos casos, las notas , tablas,
gráficos, fórmulas, entre otros. Además, los proveedores de bases de
datos tienden a eliminar artículos e incluso revistas sin aviso previo.
5.
La inversión en materiales electrónicos o digitalizados puede
duplicarse e incluso triplicarse en comparación con su costo en
impreso. La accesibilidad de estos no es mayor que la del libro
impreso, porque está limitada por las licencias. Si tiene una licencia
para libros electrónicos, no puede leerlo más de una persona
simultáneamente.
6. En
cuanto a los lectores de libros electrónicos : utilizar un lector de
libros electrónicos durante más de media hora puede resultar en un
dolor de cabeza y la vista fatigada. Además, si lo que va a leer tiene
más de dos páginas la tendencia es a imprimirlo.
7. ¿Podría
existir una universidad sin bibliotecas? No. Herring presenta la
experiencia de dos universidades que intentaron, sin éxito, depender
exclusivamente de Internet. La solución, en cada caso, fue una
biblioteca tradicional con un fuerte componente electrónico.
8. Y,
¿qué de la biblioteca virtual a nivel estatal? Podría lograr que el
estado se arruine, afirma el autor. El costo de digitalizarlo todo es
increíblemente alto, decenas de millones de dólares en derechos de
autor solamente. Y ¿cómo garantizar que los estudiantes tendrán acceso
universal a estos medios? Otro problema que plantea al lector es ¿qué
hacemos con los libros raros y recursos primarios valiosos una vez
digitalizados? Finalmente, ¿y si se va la luz?
9. La
Internet: una milla de ancho, una pulgada (o menos) de profundidad. La
mayoría de los recursos en el Internet no tienen más de 15 años.
Muchos vendedores de revistas electrónicas ofrecen añadir un año, a la
vez que suprimen otro. El acceso a material retrospectivo es costoso.
Al autor le preocupa que nuestros estudiantes del futuro conozcan - y
tengan acceso a - recursos académicos de más de diez o quince años.
10. La
Internet es universal, pero el libro portátil. En un sondeo reciente
de aquellos que compran libros electrónicos, más de un ochenta por
ciento sostuvo que prefería utilizar la Internet para comprar libros a
leerlos en la Red.
Herring
afirma que “nadie como un bibliotecario sabe cuánto cuesta mantener
funcionando una biblioteca”, y que sus colegas siempre buscan cómo
ahorrar “sin comprometer el servicio”.
“La
Internet es una maravilla”, sostiene, pero enseguida añade que “afirmar
que las bibliotecas se están haciendo obsoletas, equivale a decir que
los zapatos se han hecho innecesarios para los pies”.
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