Por Ivelisse Castillo Pascual
“Las bibliotecas escolares desempeñan hoy un papel fundamental
en la formación integral de los estudiantes, como espacios donde la comunidad
educativa se reúne, dialoga y construye conocimiento.”
Durante mucho tiempo,
las bibliotecas fueron consideradas simples depósitos de libros: filas de
estanterías, normas, silencio y un ambiente reservado a la investigación. Sin
embargo, las bibliotecas escolares desempeñan hoy un papel fundamental en la
formación integral de los estudiantes. Son espacios donde la comunidad
educativa se reúne, dialoga y construye conocimiento, avanzando hacia un modelo
más dinámico e inclusivo que apoya el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Los centros educativos
constituyen la base para la creación de bibliotecas escolares o, en su versión
más moderna, los Centros de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación
(CRAI). Estos espacios poseen una identidad propia que fortalece el vínculo con
la lectura y contribuye al desarrollo académico y personal de los jóvenes. Al
tener un carácter educativo, la biblioteca puede moldear la relación del
estudiante con la lectura y los libros, fomentando el pensamiento crítico y el
aprendizaje autónomo.
El desarrollo de la
biblioteca escolar debe involucrar tanto al Estado como a las instituciones
educativas, considerando los recursos que por ley deben ser garantizados para
su funcionamiento. Lamentablemente, en muchos casos el Estado no asume
plenamente esa responsabilidad presupuestaria. Las bibliotecas, por su parte,
deben regirse por las normas y políticas internacionales establecidas por
organismos como la IFLA y la UNESCO.
El Manifiesto
IFLA-UNESCO de la Biblioteca Escolar (2025), continuación del de 1999, reafirma
el compromiso con la enseñanza y el aprendizaje para todos. Esta nueva edición
refleja los profundos cambios ocurridos en la tecnología, la sociedad y la
educación, convirtiéndose en una herramienta esencial para la promoción de
bibliotecas escolares inclusivas y de calidad.
La importancia de la
biblioteca escolar radica en su función como centro de acceso a la información
y a las ideas, indispensables para fomentar la lectura, facilitar el
aprendizaje y desarrollar habilidades de investigación.
Entre los principales
desafíos que enfrentan las bibliotecas escolares se encuentran la falta de
recursos financieros, la necesidad de actualización tecnológica, la escasa
promoción de la lectura y la carencia de personal capacitado. La implementación
de herramientas tecnológicas en la era digital avanza constantemente, y la
sociedad se encuentra cada vez más inmersa en las redes. Por ello, las
bibliotecas deben mantenerse a la vanguardia, acompañando a los estudiantes en
los retos del mundo digital, donde la información y el conocimiento se
encuentran al alcance de un clic.
Vivimos un tiempo de
sobrecarga informativa. Desde la biblioteca escolar, debemos orientar a los
jóvenes para que utilicen la tecnología de manera crítica, analítica y
responsable. En lugar de percibirla como una amenaza, los maestros
bibliotecarios debemos actualizarnos, integrando las herramientas tecnológicas
a las actividades bibliotecarias. De este modo, enseñamos a los estudiantes a
aprovecharlas con conciencia, sin olvidar que el libro físico sigue teniendo un
valor insustituible.
“Desde la biblioteca escolar debemos orientar a los jóvenes para
que utilicen la tecnología de manera crítica, analítica y responsable.”
Aprender a utilizar
plataformas, herramientas y recursos digitales es esencial en un mundo que
innova constantemente. Existen diversas estrategias para promover la lectura,
como los clubes de lectura, que fomentan la discusión, el intercambio de ideas
y las habilidades analíticas. También resultan valiosas las actividades
interactivas, los juegos literarios, las dramatizaciones y los encuentros
literarios, que estimulan el gusto por la lectura de forma creativa y
participativa.
En conclusión, la
biblioteca escolar es un pilar del proceso educativo. Su efectividad depende
del equilibrio entre las actividades tradicionales y el uso adecuado de las
herramientas tecnológicas. Si logramos combinar el acceso equitativo a la
información, la calidad de los recursos y el pensamiento crítico, la biblioteca
podrá convertirse en un espacio de aprendizaje integral que beneficie a las
nuevas generaciones.
Un buen profesional de
la bibliotecología debe asumir su rol como mediador del conocimiento y maestro,
preparado para desenvolverse en un entorno en constante transformación, donde
conviven los libros digitales, las nuevas tecnologías y las diversas formas de
creación del saber.
“Si logramos combinar el acceso equitativo a la información, la
calidad de los recursos y el pensamiento crítico, la biblioteca podrá
convertirse en un espacio de aprendizaje integral que beneficie a las nuevas
generaciones.”
La autora es estudiante
de la Licenciatura en Educación, mención Bibliotecología, en la Facultad de
Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

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