Por Ivelisse Castillo Pascual
El acceso abierto se define como el libre acceso a la literatura científica, sin barreras de precio ni restricciones legales.
Según Suber, Peter (2012), el acceso abierto significa literatura digital, en linea, libre de costo y libre de la mayoría de las restricciones de derechos de autor y licencias.
Según
Lessig, Lawrence,(2004) el acceso abierto debe estar respaldado por licencias
legales que permitan compartir, reutilizar y construir sobre el conocimiento
sin restricciones excesivas.
El acceso abierto en las bibliotecas se ha demostrado que es un organismo importante para la satisfacción de los usuarios en cuanto a facilitarles el uso de una gran cantidad de recursos con pocas restricciones.
Como
sabemos este movimiento está revolucionando la bibliotecología y creando un
futuro donde el conocimiento se comparte libremente y se distribuye totalmente.
Para los profesionales de esta área y otras afines, esto significa un cambio en
su rol, que pasa de ser pasa libros de colecciones físicas a ser facilitadores
del conocimiento disponible para todos.
Si
bien el Acceso Abierto (Open Access) trae consigo muchos beneficios, también
enfrenta varios desafíos. El modelo tradicional de publicación académica sigue
siendo ampliamente dominado por editoriales comerciales que requieren modelos
de financiamiento como las tarifas de publicación (APCs) para acceder a las
revistas de Open Access. Esto crea una contradicción, donde la supuesta
“accesibilidad” del contenido se ve empañada por los costos asociados a su
publicación.
Otro reto significativo es el mantenimiento y la sostenibilidad de los repositorios de acceso abierto. A pesar de que muchos gobiernos y organizaciones abogan por la creación de estos repositorios, la falta de recursos suficientes para garantizar su funcionamiento a largo plazo sigue siendo un obstáculo. Las bibliotecas deben encontrar formas de garantizar la posibilidad financiera de estas plataformas, sin que su mantenimiento dependa exclusivamente de fondos públicos.
Por otro lado, no todas las instituciones están equipadas para implementar un sistema Open Access. Las bibliotecas de menor tamaño, especialmente aquellas en países en desarrollo, pueden carecer de los recursos necesarios para desarrollar repositorios institucionales o gestionar plataformas de acceso abierto de manera eficiente. Esto plantea la necesidad urgente de un apoyo institucional y político para asegurar que el Open Access no sea solo una práctica en las grandes universidades, sino que se extienda de manera general.
Opino que un aspecto clave de Acceso Abierto como estrategia de difundir conocimientos, es su impacto en la preservación del patrimonio documental. Las bibliotecas ya no solo se encargan de la conservación física de los libros y documentos, sino que también tienen la responsabilidad de garantizar la preservación digital de los contenidos.
En
conclusión, este cambio implica una nueva forma de pensar sobre la conservación
digital. Es que Las bibliotecas deben adaptarse a un entorno digital, mantener
la integridad de los documentos digitalizados y proporcionar acceso a largo
plazo a los recursos de Open Access. Para ello, es crucial que los
bibliotecarios trabajen con especialistas en preservación digital para
desarrollar protocolos que aseguren la accesibilidad continua de los
contenidos.
El futuro de la bibliotecología, en este sentido, será el de una disciplina en constante evolución, centrada en la preservación, el acceso y la democratización del conocimiento para todos, sin importar su ubicación, estatus económico o ámbito académico.
*La
autora es estudiante de la Licenciatura en Educación mención Bibliotecología en
la UASD.
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