Por Belkis de Aza
Belkis de Aza |
Cabe destacar
iniciando este artículo la palabra información que es un producto del trabajo
intelectual que procede del procesamiento, interpretación y organización de los
datos, producidos a su vez por la investigación; esto es por el conocimiento
que se genera. Por ello es que la
información adquiere valor de uso. Pues es uno de los objetos que contienen y permiten
la transmisión del conocimiento en presencia de un sujeto: el usuario.
En la sociedad de
la información ese valor se ha traducido en poder, pues al reforzarse la
relación del ser humano con el conocimiento, ese objeto, que es su soporte
tangible, se toma valioso como mercancía al ocupar el lugar que anteriormente
ocupo la máquina y aún más atrás, la naturaleza.
Cuando la
información se convierte en conocimiento es cuando esta se evalúa como
verdadera o falsa, pertinente o irrelevante, práctica o impráctica. Cuando
construimos conocimientos nuevos, implica un cambio en los esquemas de
conocimientos que se poseen previamente, esto se logra introduciendo nuevos
elementos o estableciendo nuevas relaciones entre dichos elementos.
El rol de la educación
en la sociedad de la información ejerce una función mediadora que ayuda a la
construcción de la mente dela persona, es decir el constructor de la mente que
posibilita que la persona aprenda a aprender.
Hay factores que
hay determinan una nueva valoración de la educación por medio de un nuevo estilo
de la relación educativa. En primer lugar, porque la educación se manifiesta
sobre todo por la acogida de la persona. El educador ha perdido su rol
fundamental de ser el depositario del saber; hoy frente a internet con Google, las
mejores bibliotecas y los mejores medios de comunicación masiva, la información
está en todas partes, disponible en cualquier momento para el que la necesite o
quiera.
El ser humano se
enfrenta de hechos a retos diversos. Debe prepararse para la sociedad del
conocimiento, es decir en la capacidad de adaptación a un entorno fluido y en
evolución permanente. Se trata de ayudar a abrir la mente de personas y
organizaciones, flexibilizando certidumbres haciéndolo inmunes a la sensación
de desasosiego que pueden provocar la evolución y los cambios constante del
entorno.
La autora es estudiante
de Bibliotecología de la UASD.
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