Por
Ivelisse Castillo Pascual
El bibliotecario hace la función de puente entre la información y los usuarios, facilitándoles acceso, la comprensión y la aplicación del conocimiento.
Según Castells (1996), esta sociedad se caracteriza por la capacidad de generar, procesar y transmitir información de manera eficiente, lo que exige profesionales que gestionen el conocimiento con criterio ético y técnico.
Abadal (2002) explica que su función ha evolucionado de custodio de libros a gestor activo de contenidos digitales y servicios informativos orientados a la formación de ciudadanos críticos y participativos.
El bibliotecario asume un papel esencial como mediador entre el usuario y la información; ya no se ve como guardián, pasalibro, sino un profesional capacitado para gestionar recursos físicos y digitales, fomentar la alfabetización informacional y apoyar los procesos educativos y de investigación. La era industrial se caracterizaba por el uso del capital, el dinero y recursos tangibles. En el presente, son la información y el conocimiento los recursos básicos y fundamentales.
Desde una perspectiva contemporánea, el bibliotecario no solo gestiona colecciones, sino que también optimiza el uso de recursos básicos fundamentales para el acceso al conocimiento. Estos recursos incluyen tanto las colecciones físicas y digitales como las herramientas tecnológicas (catálogos automatizados, bases de datos académicas, software de gestión bibliotecaria) y las estrategias de alfabetización informacional. Su dominio permite facilitar procesos de búsqueda, recuperación, evaluación y uso ético de la información. Asimismo, el bibliotecario actúa como garante del acceso equitativo a estos recursos, asegurando su disponibilidad y pertinencia en contextos educativos y sociales diversos. Esta labor posiciona al profesional de la información como un actor esencial en la infraestructura del aprendizaje, la investigación y la producción intelectual.
Otros autores como Senn, (1992). y A. Cornella (1999) establecen que la sociedad de información "como una sociedad en que la información se usa intensivamente en la vida social, cultural, económica y política".
Para I. Núñez Paula (1999), "la sociedad de la información no es algo del futuro, sino del presente; la sociedad ha sido definida como una sociedad en la que el desarrollo de los servicios, de la educación, de la cultura y de todas las esferas de las actividades de la vida humana dependerá de la información que se tenga, y una sociedad que necesita que la mitad de la fuerza laboral esté dedicada directamente a la gestión de la información".
Indicadores de la sociedad de la información: podemos mencionar mayor cantidad de trabajadores de la información, nuevas tecnologías, aumento del PBI.
Según Jesús Law (2006), destacan que el bibliotecario en la sociedad del conocimiento es un facilitador del aprendizaje permanente y es fundamental en incluir digital su rol; resulta imprescindible garantizar el acceso a la igualdad y ético a la información, contribuyendo al fortalecimiento de una ciudadanía crítica e informada.
Opino que el bibliotecario es un guía esencial en un mundo saturado de información. No solo orienta y enseña, sino que también fomenta el pensamiento crítico, defiende el acceso libre al conocimiento y promueve la cultura. Su capacidad de adaptarse a los cambios tecnológicos confirma que su labor sigue siendo clave para construir una sociedad más justa, informada y preparada para los desafíos del futuro.
En conclusión, el bibliotecario es mucho más que un encargado de libros; es un guía en el mundo de la información, un educador en habilidades digitales y un defensor del acceso al conocimiento para todos. Su papel, adaptado a los cambios de la era digital, sigue siendo considerable para formar ciudadanos críticos, informados y comprometidos con su comunidad.
La
autora es estudiante Licenciatura en Educación mención Bibliotecología en la
UASD.
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