Por Joaquín Morla Caro
Vamos a referirnos a los principios y normas que guían el comportamiento de los bibliotecarios y el funcionamiento de las bibliotecas. En un mundo donde la información es abundante y accesible, la ética se convierte en un fundamento garante de que los servicios ofrecidos sean justos, equitativos y respetuosos de los derechos de todos los usuarios.
Adolfo Sánchez Vázquez (1969), quien define la ética como un conjunto de normas que regulan la conducta individual y social de las personas. Considera que la ética y la moral están relacionadas. Para Savater, F. (2015), ética es el saber distinguir entre lo bueno y lo malo, entre lo que conviene y lo que no nos conviene, también el saber por qué se consideran buenos o malos determinados comportamientos.
La ética en la bibliotecología se refiere a los principios y valores que orientan la conducta de los bibliotecarios y los usuarios de las bibliotecas. Para Bustamante Rodríguez, A.T., Padial León, A. (2003), ética bibliotecaria es una forma de ética profesional que podría considerarse como aquel saber que ayuda a los bibliotecarios a tomar decisiones prudentes y justas, basadas en valores morales, fundamentada en el discurso ético acorde con la época y el contexto social.
Los
principios fundamentales de la ética bibliotecaria incluyen la defensa del
acceso libre y equitativo a la información, la protección de la privacidad de
los usuarios y el compromiso con la imparcialidad. Estos están enraizados en
códigos éticos establecidos por organizaciones profesionales, como la
Asociación Americana de Bibliotecas (ALA), que promueven el respeto hacia todos
los individuos sin importar su origen o creencias.
Uno
de los aspectos más importantes de la ética en los servicios bibliotecarios es
el derecho a la privacidad. Los bibliotecarios deben proteger la información
personal y las preferencias de lectura de sus usuarios, evitando cualquier
forma de escolta o seguimiento. Esto no solo fomenta un ambiente seguro para el
acceso a la información, sino que también respeta la autonomía del individuo.
En
un entorno digital en constante evolución, surgen nuevos desafíos éticos, como
el manejo del copyright, el uso de datos personales y las plataformas
digitales. Los bibliotecarios deben estar preparados para afrontar estas situaciones,
manteniendo su compromiso con los principios éticos mientras se mueven por las
complejidades del mundo online.
En
conclusión, la ética en los servicios bibliotecarios no solo guía las acciones
diarias de los profesionales de la información, sino que también establece un
estándar para el respeto y la responsabilidad social. A medida que las
bibliotecas continúan progresando, es vital que se mantengan firmes en sus
principios éticos, asegurando así que sigan siendo espacios seguros e
inclusivos para todos.
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