La sociedad de la información y del conocimiento 2

 

Artículo de Opinión 2

 Por Ivelisse Castillo pascual

El acceso masivo a la información también tiene su lado negativo. La sobrecarga informativa puede generar confusión, y muchas veces las personas tienen dificultades para diferenciar entre fuentes confiables y noticias falsas. La desinformación se ha convertido en un problema mundial, afectando con frecuencia la toma de decisiones en diversos ámbitos, desde la política hasta la salud pública.

Uno de los desafíos más importantes es la simplificación excesiva del conocimiento. Aunque la información está disponible en grandes cantidades y se investiga constantemente sobre ella, las redes sociales han promovido el consumo rápido de datos mediante títulos llamativos y videos cortos. Estos recursos, utilizados comúnmente en el marketing digital, tienden a reducir la capacidad de análisis crítico en la sociedad. 

Según Han, B.-C. (2012), “la sobreabundancia elimina los filtros de sentido. La verdad se diluye entre datos, opiniones y falsedades presentadas con igual visibilidad.” Por su parte, Zuboff, S. (2019) señala que “el conocimiento extraído de manera masiva se convierte en una herramienta para predecir y modificar conductas sin consentimiento informado.”

Otro aspecto preocupante es la persistencia de la llamada brecha digital: no todas las personas tienen acceso a dispositivos electrónicos o a una conexión estable a internet. Esto genera desigualdades en ámbitos fundamentales como la educación, el empleo y la participación social. Mientras algunos disfrutan los beneficios de esta era, otros quedan marginados, sin oportunidades reales de desarrollo.

En el ámbito laboral, la digitalización ha transformado profundamente el mercado de trabajo. Muchas profesiones han sufrido una transición, y otras han desaparecido debido a la automatización, lo que obliga a los trabajadores a actualizarse constantemente.

La automatización ha impactado a diversos sectores, especialmente a la industria manufacturera, donde muchos trabajos manuales y repetitivos han sido reemplazados por máquinas. Profesionales del transporte, atención al cliente, ventas, sector financiero y bancario también enfrentan cambios significativos y la necesidad de adaptarse a nuevas funciones. En este contexto, las habilidades tecnológicas y la capacidad de interactuar con sistemas automatizados se vuelven esenciales para mantenerse vigente en el mercado laboral.

A pesar de los desafíos, la sociedad de la información y del conocimiento también abre oportunidades. Hoy, en cualquier parte del mundo, es posible acceder a capacitaciones y mantenerse interconectado. Estos cambios, ya sean pequeños o grandes, contribuyen a aumentar la productividad, reducir errores humanos y fatiga, mejorar la calidad de productos y servicios, y disminuir los costos operativos al optimizar recursos.

No obstante, también surge incertidumbre respecto al futuro del empleo. Por ello, es fundamental fomentar el pensamiento crítico, la educación digital y la equidad en el acceso a las tecnologías, para que el avance tecnológico beneficie a toda la población.

En conclusión, la información y el conocimiento son herramientas poderosas que pueden impulsar el desarrollo humano. Su buen uso dependerá de nuestra capacidad para gestionarlos de manera responsable. Si logramos equilibrar el acceso, la calidad de la información y el pensamiento crítico, podremos aprovechar al máximo la era digital en beneficio de toda la sociedad. Este nuevo entorno exige una adaptación constante para garantizar un acceso equitativo y un uso ético y sostenible del conocimiento.

Opino que un buen profesional de la bibliotecología hoy debe comprender y asumir el rol fundamental que tiene en esta sociedad de la información y del conocimiento. Debe respetar la ética en el uso de los recursos, adaptarse a los avances tecnológicos y trabajar activamente en la preservación del conocimiento para las futuras generaciones.

La autora es estudiante de la Licenciatura en Educación, mención Bibliotecología, en la UASD.